Inst. San Fulgencio | Biblioteca, General |

La biblioteca del Instituto Teológico se une a la alegría de la Iglesia Universal por la canonización de los siete nuevos santos que fueron elevados a los altares el domingo 14 de octubre en Roma. Se trata de los beatos Pablo VI, Óscar Romero, Franco Spinelli, Vicente Romano. María Catalina Kasper, Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús y Nunzio Suplprizio.

La Biblioteca guarda tesoros y quiere compartirlos con todos los lectores, estudiantes y profesores, sacerdotes, religiosos, laicos, personal auxiliar y amigos de San Fulgencio.
Invitamos a todos a entrar en el catálogo online y bucear en los fondos. Toda la obra de Pablo VI, particularmente sus enseñanzas al pueblo de Dios, biografías sobre él, estudios sobre el Concilio Vaticano II y su obra. Otro tanto sucede con Óscar Romero o con Nazaria Ignacia. Si alguien desea una obra en concreto, que no esté en biblioteca, ofrecemos la sección desiderata. Es el formulario online para pedir que se adquieran nuevas obras.

Y siempre nos tendréis a todo el equipo de voluntarios y personal que gustosamente atenderán vuestras necesidades.

Os dejamos con esta cita de la homilía de canonización:

Pablo VI lo hizo, siguiendo el ejemplo del Apóstol del que tomó su nombre. Al igual que él, gastó su vida por el Evangelio de Cristo, atravesando nuevas fronteras y convirtiéndose en su testigo con el anuncio y el diálogo, profeta de una Iglesia extrovertida que mira a los lejanos y cuida de los pobres. Pablo VI, aun en medio de dificultades e incomprensiones, testimonió de una manera apasionada la belleza y la alegría de seguir totalmente a Jesús. También hoy nos exhorta, junto con el Concilio del que fue sabio timonel, a vivir nuestra vocación común: la vocación universal a la santidad. No a medias, sino a la santidad. Es hermoso que junto a él y a los demás santos y santas de hoy, se encuentre Monseñor Romero, quien dejó la seguridad del mundo, incluso su propia incolumidad, para entregar su vida según el Evangelio, cercano a los pobres y a su gente, con el corazón magnetizado por Jesús y sus hermanos. Lo mismo puede decirse de Francisco Spinelli, de Vicente Romano, de María Catalina Kasper, de Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús y también del gran muchacho abrucense-napolitano, Nuncio Sulprizio: el joven santo, valiente, humilde, que supo encontrar a Jesús en el sufrimiento, el silencio y en la entrega de sí mismo.

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